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La eficiencia energética es un factor a considerar a la hora de comprar o alquilar una vivienda. Un mayor consumo de energía asociado o una construcción ineficiente tiene un impacto económico en nuestro bolsillo. Por otro lado, también afecta el valor de la propiedad ¿Cómo? ¿Por qué?
Ciertamente si hacemos una pregunta rápida durante una cena con amigos, todos estarán de acuerdo, y sin pensarlo demasiado, en que hay algunas cosas que afectan el valor de una casa, como el hecho de que haya ascensor, si es un primero, o que tenga armarios empotrados.
Sin embargo, es poco probable que respondan con tanta rapidez o confianza si la pregunta se relaciona con la eficiencia energética. Y, sin embargo, tiene, o debería tener, un impacto en el valor de la propiedad.
LA ETIQUETA ENERGÉTICA TIENE MUCHO QUE CONTAR SOBRE LA EFICIENCIA ENERGÉTICA
Para la mayoría de los propietarios de viviendas que tienen la intención de vender o alquilar, esto es poco más que un procedimiento que siguen según lo prescrito por la ley, pero no se detienen a pensar en lo que realmente significa.
Pero si vamos un poco más allá de la obligación y estudiamos la información que nos aporta la etiqueta, podemos ver de un vistazo qué mejoras necesitará la vivienda a largo plazo (o no tanto, la vivienda) y qué consumo energético (con certeza Condiciones de Uso). comodidad y en comparación con otras casas similares) podemos esperar si vamos a vivir allí.
LA EFICIENCIA ENERGÉTICA NO ES UNA MODA
El interés por la eficiencia energética de los edificios y los valores de construcción no es nuevo. Brounen y Kok (2011), por ejemplo, se refieren a la literatura estadounidense sobre el sector residencial desde mediados de la década de 1980 (Laquatra, 1986; Gilmer, 1989; Dinan et al., 1989). La preocupación entonces, como hoy, es si una inversión para mejorar la eficiencia energética se reflejará en el valor de una propiedad.
Hay varias razones para estar interesado. Dado que la construcción de un edificio con mejor rendimiento energético cuesta más, y este no es necesariamente el caso, por supuesto es interesante saber si esta inversión adicional puede ser rentable y si resulta en un rendimiento adicional para el inversor.
PONGAMOS EJEMPLOS MÁS TANGIBLES…
UNA G DE GASTAR EN EL FUTURO
Para la obtención de la etiqueta energética se evalúa la envolvente térmica y las instalaciones térmicas. Una calificación G puede indicar que la propiedad tiene ventanas ineficientes (sin aislamiento térmico, por ejemplo) o ventanas con vidrio simple ineficiente, o instalaciones térmicas antiguas con baja eficiencia energética.
Esto debería llevarnos directamente a la conclusión de que en unos años no nos encontraremos ante un cambio de acristalamiento y una mejora en el aislamiento térmico de los cerramientos (fachadas, cubiertas, tabiques y suelos).
En una casa de unos 100 metros cuadrados, sustituir las 6 ventanas ineficientes por otras de mejor rendimiento térmico podría costar alrededor de 1.500 euros lo que repercutiría directamente en nuestro bolsillo.
UNA A DE AHORRAR DESDE HOY
No olvidemos que para determinados servicios, la eficiencia energética influye en el coste energético del bien. Por ejemplo, la factura energética de la luz o del gas.
Si los costos asociados al consumo de energía de dos casas son diferentes para la prestación de servicios idénticos, el cálculo del impacto económico en la economía doméstica de vivir en estas casas (como propietario o inquilino) debe tener en cuenta esta diferencia.
Es decir, si un inquilino o propietario considera viviendas con características similares pero una es energéticamente eficiente A y otra es una F, debería poder valorar la primera opción de forma más positiva en términos de precio, ya que esto le permitirá ahorrar más sobre los costes asociados (consumo de energía durante el funcionamiento).
Esto se debe a que el valor actual neto de los bienes que brindan la misma utilidad a los consumidores determina el precio de dos bienes que brindan los mismos servicios pero con diferentes niveles de eficiencia energética y, por lo tanto, no deberían ser iguales.
PERO LA EFICIENCIA ENERGÉTICA ¿IMPACTA EN EL PRECIO?
Por un lado, mejorar una vivienda para incrementar su eficiencia energética podría, dependiendo del inmueble, implicar una importante inversión económica que los actuales propietarios no tienen muy claro en la transmisión sobre el posible precio de venta del inmueble.
Asimismo, se están construyendo nuevas propiedades con altos estándares de eficiencia energética. Es probable que estas propiedades tengan costos de entrada más altos.
No existen estudios que apoyen el concepto de que los compradores o inquilinos estén predispuestos a pagar más por una propiedad con mejor eficiencia energética, pero sí hay evidencia de que comprar o alquilar propiedades con mayor eficiencia energética. Mejor calificación energética actual se traduce en una mayor rentabilidad futura.
📝 La #EficienciaEnergética es un factor a considerar a la hora de comprar una vivienda. Un mayor consumo de energía asociado o una construcción ineficiente tiene un impacto en nuestro bolsillo.
¿Cómo? ¿Por qué? 👇https://t.co/XoCmDHGvh7
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— Vatios Verdes 💡🌱 (@VatiosVerdes) October 6, 2021